
Hoy es un buen día para hacer esta entrada. He pecado.
Cuando vivía en Barcelona, de la noche a la mañana (lo sé, soy un tío despistado), noté que algo había cambiado. En el camino que solía hacer cada fin de semana mirando tiendas de música y películas (entre otras cosas), habían aparecido algo así como cuatro Starbucks. Odio los Starbucks. Más que cualquier otra cadena de restaurantes, tiendas o lo que sea.
Vale, de puta madre, la cafetería de al lado tiene las sillas de hace quince años, las mismas mesas de mármol que cuando abrieron y Starbucks Coffee no. Ellos tienen “sofases”, conexión a internet sin cables, luces fashion, café malo (eso dice la gente que conozco que le gusta el café, a mi paladar le dan agua sucia y no lo distingue) y pintan tu nombre en el vaso.
Esta tarde he ido a, seguramente, uno de los Starbucks más famosos del mundo. El de Shibuya. Si, ese sitio con el cruce que sale en “Babel”, “A Todo Gas 3”, “Lost in Translation” y casi todas las películas no japonesas que se graban en Japón.
Hablando con un amigo madrileño afincado en La Ciudad Condal, me decía que los Starbucks están muy bien y ofrecen “a cambio de café malo” (según sus palabras) servicios que la competencia no tiene. Además de, como otras empresas americanas, buenos sueldos a sus empleados…
Por suerte para mi, cada vez hay más cafeterías de las de siempre con “sofases” y conexión a internet. Me parece perfecto que una ciudad se llene de Starbucks Coffe, si están ahí es que la gente “los ha pedido” o los utiliza. En mi opinión, el hecho de que hayan cuatro cafeterías de esta empresa en un kilometro cuadrado me hace pensar que están monopolizando una ciudad (llámala Tokyo, llámala Barcelona, llámala Comoloquieras) y comiéndose a base de talonario los pequeños negocios de toda la vida. Una pena vaya…
Por si esto fuera poco, leí no hace mucho (cuando Apple firmó algo con ellos sobre compra de canciones vía wi-fi) que cada día se abren siete nuevos Starbucks Cofee en el mundo. ¿Exageran?. Eso espero.
Como ya digo, es un sitio que piso muy de vez en cuando (esta era la segunda vez), prefiero los sitios más “de toda la vida”. Aún así, hoy he pecado.