Como todo el que siente la “llamada de lo digital”, un día, seguramente impresionado por la pantalla trasera de una cámara de apenas dos megapíxeles, sentí que mi vieja Minolta ya no era suficiente máquina para mi y la cambié por una Fujifilm FinePix 7000. Disparaba y podía ver la foto al momento!. Sabía que mi nueva cámara digital era mucho mejor que esa vieja que funcionaba con película. Sabía mal. Pero yo estaba engañado y contento. Apuntaba, disparaba y podía ver errores que antes me era imposible hasta que estaba en el estudio/habitación, donde normalmente la mayoría de fallos (trepidación o subexposición normalmente), o no tenían remedio, o yo no los sabía solucionar. Gracias a esa pantalla, a pensar dónde podía estar el fallo y a intentar corregirlo, creo que también aprendí un poco más sobre fotografía.
Lo cierto es que la cámara digital en mí, durmió bastante a mi yo creativo y lo cambió por uno que se limitaba a la fotografía de vacaciones y poco más. Al encuadre y al recorte. Quizá porque mi hobby se había vuelto, de repente, en algo que desconocía casi por completo (tratamiento de imágenes, revelado, pixeles, perfiles de color,..)
No guardo muchas fotos de aquella época. Tampoco hice tantas. La cámara disparaba en raw, que yo no sabía ni lo que era, y los resultados en jpg aún hoy me siguen pareciendo buenos para ser una cámara con tecnología de hace unos cinco años y para ser un jpg directo. La calidad de las fotos… creo que ahora las haría mejor con la misma máquina.
Al tiempo me hice con una Nikon D70 que empecé usando de la misma manera pese a tener a mi primo detrás de la oreja diciéndome que disparara en raw y trabajase la foto después en Photoshop. Qué pereza!. A mi lo que me gusta es hacer fotos, no pasarme una hora delante del ordenador intentando convertir algo mediocre en algo decente… Paso. Él insistía e insistía… pero yo erre que erre. Disparaba contento en jpg.
Un día que salí de paseo y hacer alguna foto porque sí, pensé en probar eso de disparar en raw, que al fin y al cabo, el trabajo de ese día, bien lo podía tirar a la papelera de reciclaje de mi Windows y desde ese día no he vuelto al jpg. La Nikon D70 no tenía la posibilidad de disparar en raw+jpg, una lata, ya que tener el formato comprimido para mandar por correo a cualquier persona sin que importe la calidad de la imagen, es muy cómodo.
Lo cierto es que delante del ordenador y Photoshop volví a encontrar a mi yo que estaba dormido desde que me hice con una cámara digital. Realmente sentía que volvía a estar en mi estudio/habitación que yo mismo había bautizado hace tiempo como “ReBelados en 1 Hora”. Las herramientas habían cambiado. La habitación no necesitaba luz roja. No olía a revelador.
Era todo diferente, pero igual a la vez.