
La familia Valenciano siempre ha sido un poco “sencilla”, por lo menos los del 5º 3ª enfrente de la Plaza de la Unidad. Nunca nos han faltado pequeños caprichos y necesidades básicas (gracias, a veces, a terceras personas), pero poco más.
Estoy seguro que como muchas otras familias españolas de la época, lo normal era heredar ropa de primos y hermanos mayores, libros de la escuela de vecinos, tardes en el parque jugando a la pelota o en el bosque buscando revistas porno que los mayores habían escondido vete tú a saber donde…
Retomando el tema, el caso es que (maldita muletilla mía, este “el caso es que”) siempre me hubiera gustado tener una cámara de video con la que grabar miles de cosas. Normales, como mi abuela cocinando o algo más excepcional como unas vacaciones.
Buscando y recopilando esos cd’s y dvd’s que me quiero o me tengo que llevar encontré una grabación que hizo mi primo en el verano del 2003 con mi abuela Magdalena hablando en la terraza. La calidad deja muchísimo que desear, mucho ruido en la imagen y al final (dura dos horas) parece que por algún tipo de problema todo se relentiza una barbaridad y los que ahí aparecen hablan como borrachos. El contenido, sin embargo, es de lujo. Mi abuela habla de las aventurillas de sus hijos (mis tíos) en Ciudad Real, recita un poema que ya no recuerda del todo, cuenta como sus padres se conocieron y enamoraron, mi abuelo habla de la vida en Alemania después de la guerra… Verdaderamente es un documento con mucho valor personal y que por supuesto cargaré conmigo donde quiera que vaya mientras lo tenga.
Hace dos años hice unas vacaciones con cámara de vídeo prestada. Sé que es un coñazo tener que cargar con el trasto y que luego las cintas no las ves tan a menudo como ves las fotos (aunque por esta reflexión parece que estas todo el día viendo las fotos de las vacaciones y tampoco es cierto). Pasando ese montón de cintas al iMac para editar y hacer algún dvd, hago la misma reflexión que Patri (totalmente negativa a llevar la cámara de vídeo y casi obligada por mi): fue una gran idea y mereció la pena.
Ahora hay modelos muy ligeros que dan mucha calidad. Por esas memorias en formato digital, por grabar un viaje especial o por el simple (y divertido) hecho de grabarte follando, creo que merece la pena tener una buena cámara de vídeo para intentar hacer lo más inmortal posible un momento (quizá) importante.
Aunque todo tenga fecha de caducidad: discos duros, cintas mini dv, tarjetas de memoria, dvd’s… y personas.