El señor Tanaka fue directo desde el principio. En un correo con varios consejos, me dijo que, por motivos que no podía decirme (que acabó comfesándome más tarde), no me podía dar trabajo aunque mi portafolio variado le llamaba la atención. Acababa su escrito haciéndome dos preguntas que quise responder por su amabilidad y por si cabía la posibilidad de dejar alguna puerta abierta ante ese misterioso “por motivos confidenciales, no puedo contratarte”. La primera de ellas: por qué había escogido su empresa. La segunda: que le dijese cosas buenas y malas de mi mismo.
Aparentemente tenía poco que perder y habíamos llegado a un punto más allá del de “dueño de empresa – chico que busca trabajo”. Aunque el escenario seguía siendo mi fría habitación de paredes de hormigón armado y me encontraba sólo escribiendo en mi MacBook, no me era difícil imaginarnos en cualquier restaurante del barrio hablando delante de una cena de menos de mil yenes y algunas bebidas.
¿Por qué su empresa? Le quise decir la verdad. Porque era una empresa de diseño y yo necesitaba trabajo de diseñador. Porque había visto cosas muy interesantes en su página web. Cosas que no había hecho nunca y de las que podía aprender. Pero a la vez porque también había visto cosas que creía que podía hacer mucho mejor. Por eso, porque creía que podía aprender de lo que se hacía en su casa y aportar conocimientos que creía que no tenían. Él me dijo que le habían gustado mucho mis fotos, la cual cosa me hizo gracia ya que mis conocimientos de fotografía son como aficionado y bastante básicos… yo soy diseñador gráfico, pero cierto es que lo primero que pensé que podía mejorar en la empresa del señor Tanaka eran las fotografías…
Sobre lo de que le contase cosas buenas y malas de mi… La verdad es que, aunque no lo parezca no me gusta hablar de mi mismo, o sí, pero mucho menos cuando me preguntan… Así que le dije dos cosas buenas y otras dos malas. Lo positivo: que tengo facilidad para aprender métodos y herramientas nuevas de trabajo y es raro que me tengan que decir cómo se hace algo dos veces. Que, ya sea en equipo o individualmente, no tengo problemas para desarrollar ideas. Lo negativo: que soy un maniático perfeccionista y a veces puede ser molesto trabajar conmigo, me gusta medir las cosas al milímetro y que todo esté en su posición exacta (la cual cosa no quiere decir que lo haga todo bien, pero sí que lo hago lo mejor que sé). Que si me piden mi opinión y algo no me gusta, lo digo directamente intentando explicar las razones lo mejor posible, pero sin importarme si es obra del jefe o del chico nuevo…
El señor Tanaka me respondió de forma cordial, me confesó por qué no me podía dar trabajo y aunque no lo entendí y me pareció una actitud cobarde, lo respeté y le guardé respeto hasta el último momento. Nos deseamos suerte mutuamente. La que el me deseó, aparentemente, no sirvió de mucho… la que yo le mandé (sincera) parece que sirvió poco más o menos de lo mismo por lo que he podido ver en las noticias últimamente…
Quizá sea un buen momento para ponerse en contacto otra vez e intentar que las cosas salgan mejor juntos de lo que salieron por separado…